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"Tu gasto es mi ingreso"

El libro ¡Acabad ya con esta crisis!, del premio Nobel de economía Paul Krugman, repasa las causas que llevaron a la caída de la economía mundial y propone –y exige a los gobiernos- una serie de soluciones de carácter keynesiano para reactivar la economía. Sobre todo, Krugman reclama lucidez y voluntad política, aspectos a partir de los cuales sus consejos serían aplicados y se diría adiós a la tristeza de los últimos años.


Con total seguridad, hasta el estallido de la actual crisis económica en 2008 usted no había oído hablar de Lehman Brothers, las agencias de calificación o del tipo de interés que aplica el Banco Central Europeo. Pero hoy estará más que habituado a ese vocabulario en los medios de comunicación. La depresión económica iniciada en 2008 cambió algo más que nuestros bolsillos y las arcas del Estado. Nuestro interés por la economía aumentó, nuestro léxico se enriqueció con términos especializados y nuestras preocupaciones viraron en vistas de un futuro más incierto.


En este marco, Paul Krugman desmitifica las principales consignas que nos han hecho creer aquellos que provocaron la crisis. La depresión financiero-económica global no la causaron las familias viviendo por encima de sus posibilidades, sino que empezó a gestarse en los años 80 con la desregulación financiera de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. El mismo autor señala que "para meternos en esta depresión han hecho falta décadas de malas ideas y políticas".


Otra de las falacias neoliberales es que la única receta viable para crecer es la austeridad. Centrar la política fiscal en la reducción del gasto, el aumento de impuestos y la disminución del déficit público y de la deuda. Este ideario "austeríaco" se impuso en el discurso político de la Unión Europea y, en menor medida, de la administración Obama. La política económica dejó de estar centrada en la búsqueda del pleno empleo para condenar el aumento del déficit y la deuda y temer como al peor de los males el aumento de la inflación.


Partiendo de estas premisas, Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton, rompe con el discurso económico oficial y llama al lector a descubrir que otra economía es posible. La realidad que el autor analiza llega hasta 2012, año de publicación del libro, pero las acciones gubernamentales no han variado hasta la actualidad. Y todas ellas han ido por el camino equivocado. ¡Acabad ya con esta crisis! es un llamamiento a la vuelta de las políticas keynesianas tanto para salir de la depresión en la que nos encontrábamos en el momento de la primera edición del libro como para mantener una economía en crecimiento y gozando de buena salud. Con un tono cercano y condescendiente, el Nobel de economía de 2008 estudia el caso norteamericano -y tangencialmente el europeo- ayudado por múltiples ejemplos y metáforas cotidianas.


Durante el ensayo, Paul Krugman se apoya en otros expertos de su misma corriente económica, tales como Joseph Stiglitz, Ben Bernanke y Christina Romer, para reforzar sus argumentos. Todos ellos son partidarios del gasto público como fomento de la demanda agregada, un pensamiento basado en las evidencias históricas. El principal hecho al que se hace referencia es la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos. Tras el Crack del 29, la economía capitalista se derrumbó. El plan de rescate llevado a cabo fue el New Deal, ideado por John Maynard Keynes. En un contexto de economía deprimida, el gasto público mediante inversión en infraestructuras fue el motor de recuperación. Si el sector privado no gasta, el Estado debe suplir ese gasto para reactivar la economía.


Krugman nunca pierde de vista la recuperación de la Gran Depresión como buen experto sobre ella. Sobre su éxito pivota el cambio de paradigma que reclama para superar la depresión actual, pues continuamente traza paralelismos con los años 30 para señalar que aplicar la misma política traería la misma consecuencia, es decir, el crecimiento. De esta manera, a lo largo del libro ofrece diversos ejemplos para refutar a los que niegan que el estímulo fiscal funcione.


El economista establece el marco de decisión de los gobiernos en un dilema: pleno empleo o reducción del déficit. Ambos objetivos son incompatibles para el autor en tanto que la economía esté hundida. Mientras que los keynesianos defienden sus políticas en pro del pleno empleo, los economistas que han impuesto su doctrina en las administraciones persiguen la reducción del gasto público para reducir la deuda y recuperar la confianza en la economía. Gastar menos, fomentar la sobriedad y crear un contexto de responsabilidad que motive a las empresas a invertir, acompañado de una desregulación laboral que mejore la productividad de los trabajadores y las compañías. En esto consiste la confianza que propugnan los partidarios de la austeridad, y ante la que Krugman siente rechazo e incomprensión. Un aumento del déficit no provocaría una reducción de la confianza, ya que este aumento causaría la reactivación de la economía y el crecimiento. Por lo tanto, en un contexto de aumento de la demanda agregada y ante la perspectiva de crecimiento, la confianza del mercado aumentaría. Y con ella, la tasa de empleo bajaría.


Otra de las objeciones que refuta el autor es la de que no hay suficientes buenos proyectos en los que invertir. Sin embargo, según el profesor, sólo con revertir los recortes en educación y sanidad, mejorando así también los servicios públicos, se reactivaría parte de la economía. Además, el Estado podría invertir en infraestructuras y aumentar las prestaciones sociales, con lo que se disminuye la desigualdad, otro de los puntos sobre los que Krugman hace hincapié. Si las familias más necesitadas tienen más recursos, los gastarán seguro. Al mismo tiempo, el autor propone reducir la deuda de las familias con los bancos para estimular el consumo.


A lo largo del ensayo, Krugman recrea la disputa permanente entre las dos grandes corrientes de pensamiento económico, el keynesianismo y el neoclasicismo, con desprecios irónicos y un ápice de superioridad moral ante sus adversarios académicos. Siempre desde la demostración con datos, el autor culpa a los intelectuales que han dominado el panorama económico de equivocarse en sus planteamientos y de no admitir sus errores. Unos fallos que nos han conducido a y nos mantienen en esta crisis, pero que en realidad son la vía de actuación de los neoliberales. Este hecho es manifiesto en una de las proclamas más repetidas por Krugman a lo largo del libro, que con lucidez intelectual y voluntad política se saldrá de la depresión.


Las medidas que propugnaba en 2012 Paul Krugman fueron obviadas por los principales gobiernos con economías deprimidas. No sólo no se ha realizado un estímulo fiscal, sino que la austeridad y la obsesión de los estados por reducir el déficit siguen siendo las grandes dominantes. Los niveles de desempleo no se han reducido y el crecimiento económico, aunque en la macroeconomía se note, sigue sin llegar a las familias.


Títol: ¡Acabad ya con esta crisis!

Autor: Paul Krugman

Publicació: Maig de 2012

Editorial: Crítica, Barcelona

Núm. pag: 272

ISBN: 978-84-9892-261-5

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